Sexo tántrico durante la cuarentena: la práctica para conseguir unos orgasmos más intensos

Durante la cuarentena, se han incrementado las búsquedas sobre sexo tántrico
Se trata de una práctica religiosa en la que intervienen chakras, energías y nadis
Orgasmos más largos, relaciones más placenteras y una experiencia difícil de olvidar: el sexo tántrico es una práctica rodeada de mitos y leyendas urbanas, que genera mucha curiosidad, pero que está mucho más relacionado con la meditación y el equilibrio emocional que con ’50 sombras de Grey’.
El Tantra es una doctrina oriental que busca la plenitud espiritual, también mediante el sexo. Aunque con trazos de brocha gorda, la idea es alcanzar el clímax sexual centrándote en los deseos y en el presente, no solamente en los genitales, para potenciar los sentidos.
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Precisamente por esa falta de contacto físico ha despertado el interés de muchos esta cuarentena. Según el motor de búsqueda de Google, las búsquedas sobre sexo tántrico se han duplicado en el último mes. Pero, ¿de qué va exactamente? En Yasss os contamos más sobre el tema.
¿Qué es el Tantra?
El Tantra es una doctrina hinduista cuyo significado etimológico es “sistema, técnica, hilo”. Se trata de una práctica basada en la unión de opuestos y que parte de la consideración del cuerpo como un microcosmos del universo. Un universo compuesto, además, por canales (nadi) y ruedas (chakras, ¿te suenan un poco más?).
Para aclararnos un poco, hay que entender el cuerpo como un mapa cargadito de energía. En él hay siete chakras principales, ruedas giratorias o vórtices que se encargan de regularla. Estos chakras reciben, acumulan, transforman y distribuyen la energía a lo largo del cuerpo y, además, son la confluencia de muchos caminos energéticos que recorren el organismo, los nadis. Digamos que los chakras son las vías de servicio y estacionamiento de la energía que recorre los nadis; se cree que hay más de 70.000 de estas vías.
A grandes rasgos, la idea del tantra es incrementar y redistribuir la energía divina femenina (la que, de acuerdo al hinduismo, anima a todos los seres vivos, Shakti) del chakra inferior hasta que llegue al chackra de la cabeza, donde reside el dios Shiva. De la comunión de este con Shakti nace la liberación espiritual, que es lo que se busca con el sexo tántrico. El sexo no es un fin en sí mismo: es una vía hacia la liberación.

¿Todo bien hasta ahí? Recapitulemos: nuestro cuerpo es un microcosmos con chakras en los que converge la energía, y el fin de toda práctica tántrica es alcanzar la liberación espiritual, también el del sexo tántrico. Además, en esta doctrina no solo el cuerpo del hombre es sagrado, también el de la mujer: ella encarna a la diosa, y se espera que el hombre actúe en consecuencia, que la venere antes de empezar el acto sexual.
Con más de 4.000 años de historia, el movimiento tántrico es uno de los más transgresores del hinduismo. El sexo es solo una de las vías para alcanzar la liberación, y para conseguir una experiencia plena hay que asumir una serie de claves. Para empezar, hay que aceptarse a uno mismo (¡y al resto!) en todos los ámbitos de la vida, así como estar presente en el momento, con todos los sentidos activos. En definitiva, se trata de tomar conciencia del momento presente.

En una experiencia sexual tántrica es fundamental expresar sentimientos y opiniones, todo lo que se te pase por la cabeza respecto al acto. Comunicarse activamente durante la relación es importantísimo, ya que los participantes deben acompasar sus ritmos y energía a los de la otra persona. Hay que pedir y reaccionar ante las peticiones del otro, buscando la armonía.
Encontrar la armonía
Si ya hemos asumido eso (incluida la parte de que el sexo tántrico no es un fin en sí mismo, sino una manera de alcanzar cierta plenitud), también habremos llegado a la conclusión de que ni la eyaculación ni el orgasmo son la meta. La idea es que los besos y las caricias, entre otros gestos que permiten que la energía sexual fluya, potencien los sentidos de los involucrados.
Para ello, el ambiente tiene que ser el adecuado y contar con el menor número de distracciones posible. Pon música, regula la temperatura, cambia las sábanas… Después, ya podéis ir a lo vuestro: el siguiente paso es el intercambio de miradas y caricias, pero siempre con calma. Lo importante es buscar la sincronía y la conexión, mientras se relajan los cuerpos.

En el sexo tántrico, la excitación se va alcanzando progresivamente, conforme la energía fluye. Además, se debe contener la eyaculación: para ello, algunos expertos recomiendan emplear la masturbación antes que la penetración, para rebajar la excitación. Esto se puede repetir varias veces. Sin embargo, llegará un punto de ‘no retorno’, en el que la eyaculación será casi inevitable: lo que hay que hacer entonces es contenerla. ¿Cómo? La idea es aguantar la respiración y contraer la musculatura del suelo pélvico o el pene en los instantes previos a la eyaculación. El resto es cuestión de práctica.