'Slow love', una nueva era para los que quieren ir despacio en el amor: ¿sabes aplicarlo en tus relaciones?


Las relaciones amorosas lentas y cautas están volviendo a seducir a los millennials
Los slow lovers no se apresuran en las relaciones sexuales. Las verdaderas conexiones tardan tiempo en aparecer
Tan acelerada va la realidad y la tecnología de la que disponemos los seres humanos que a veces no nos damos cuenta de lo importante que es apretar el freno, reflexionar un poco y empezar a darle valor a los pequeños detalles.
Ocurre en la amistad como en el amor, y es en esta última faceta donde últimamente han resurgido con fuerza algunas filosofías amatorias de nuevo cuño. Una de ellas es el ‘slow sex’, y su hermana gemela en el plano romántico, el ‘slow love’; la capacidad o la necesidad de amar ‘más despacio’ en oposición a esa hipervelocidad, swipe right y si te he visto no me acuerdo del mundo de las citas digitales.
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Slow love, cuando el amor va con mucha calma
Rebelarse contra la tecnología en épocas de uso masivo de las aplicaciones de citas puede ser una tarea ímproba. Hacernos conscientes de que hay otra manera de relacionarnos más allá de la cita rápida y el consumo de cuerpos, no tanto.

Casi cualquier millennial y centennial ha vivido la misma experiencia en carne propia o en boca de un amigo, cuando se quejan de lo vacíos que les deja después de encadenar una cita de Tinder con una de Bumble o Grinder, y así hasta que su historial amoroso se mide más por el número de interacciones románticas que por la calidad de esos encuentros y la conexión. ¿Estamos realmente conectados? ¿No resulta siniestra la facilidad y la rapidez usamos una de estas apps, encontramos un perfil que nos interesa, entablamos contacto y acabamos en la cama?
Rocío Cardosa, project manager de AdoptaUnTío, explica cómo el slow sex está empezando a cambiar la forma de relacionarse de algunas personas, que buscan experiencias románticas con el pie lejos del acelerador.

“En muchos ámbitos, desde la ciencia, la alimentación e incluso el amor, el fenómeno del slow movement habla sobre una forma de vivir más reflexiva. Invitándonos a conectarnos más conscientemente con nuestro entorno, así como con otras personas. […] Ahora, aplicado al dating y a nuestras relaciones interpersonales, esto implica vivir el amor de manera profunda y disfrutar lentamente del romance”
Las etapas son más largas
Los slow lovers se toman su tiempo y valoran cada una de las etapas que viven juntos. No se cierran a una etiqueta predeterminada, sino que pueden pasar por todas: amigos con derechos, amantes, noviazgo, compromiso (largo) y quizás, solo quizás, matrimonio. Odian apremiar al otro con un: “¿Qué somos tú y yo ahora?”

Según Helen Fisher, una investigadora que popularizó el término en Estados Unidos, sus razones están justificadas: no quieren apresurarse en la toma de decisiones, tanto es así que le dan un valor integral a una relación amorosa, respetan su significado y su importancia y por eso el matrimonio se aplaza tanto. Según las cifras de esta antropóloga, muchos de los millennials que, consciente o insconscientemente, se relacionan de esta manera, son hijos de padres divorciados, y esa etapa difícil de su infancia ha marcado la forma en la que viven y conciben una relación amorosa. No quieren repetir los errores de sus padres.
Tiempo de calidad
Según Fisher, los Slow Lovers están mucho más dispuestos a darle valor a todos los detalles de su relación y desechar la inercia. Escucha atenta, empatía, comunicación; planes que salgan de la rutina y experiencias que le den una dimensión más profunda a su vínculo. Fisher cuenta que estos solteros, lentas pero seguras tortugas el amor, valoran el conocimiento que pueden obtener de sus parejas potenciales y ni siquiera se apresuran en empezar un noviazgo. Antes de invertir dinero, tiempo y espacio emocional.

Un punto importante del 'slow love' tiene que ver con el aplazamiento (por buenos motivos) de distintos aspectos que las aplicaciones de citas habían acelerado. El sexo y el compromiso no se privilegian frente a la voluntad de ir poco a poco, sino que se sincronizan. Muchos slow lovers deciden mantener sexo solo después de unas cuantas citas en lugar de hacerlo en la primera, buscando así confirmar que existe una conexión especial y merece la pena seguir conociéndose.