Los celos patológicos, la piedra de tus relaciones. ¿Conoces las terapias de pareja y cómo pueden ayudarte a superarlos?


Los celos patológicos llevan al celoso o la celosa a cuestionar la lealtad y el amor de su pareja
En las terapias se trabaja con el marco mental distorsionado de la persona celosa para que pueda elaborar un discurso alternativo y comprender de dónde abrevan estas inseguridades tóxicas
De entre los muchos motivos que hay para que una pareja empiece a romper platos o acabe pareciéndose al matrimonio de La guerra de los Rose (una referencia viejuna de lo más útil para el tema que nos ocupa), uno es pura gasolina para precipitar el fin: los celos. Identificar si nuestra relación es tóxica no resulta fácil.
Los psicólogos hablan de una forma benigna de los celos, los adaptativos, que suelen conducirse por el miedo natural que tenemos a perder a la otra persona, y no distorsionan nuestro pensamiento ni nos hacen sospechar de nuestra pareja. Un paso más allá están los patológicos, agrupados en torno a la palabra celotipia, que da muchos más quebraderos de cabeza. Control, paranoia, preocuparse todo el tiempo de supuestas infidelidades… la garantía de que, a menos que se trate en una terapia, la relación morirá como las mariposas monarca.
¿En qué consisten las terapias de pareja? ¿Hay solución para el celoso o la celosa?
Tratar los celos sin esquivar los verdaderos problemas
Los celos patológicos convierten cualquier relación amorosa en un campo de batalla dominada por la paranoia, el control, la incomunicación y los vestigios tóxicos de la posesión y el amor romántico. El que lo probó, por desgracia, lo sabe.

Uno de los abordajes más lógicos para este problema es asumir que, por más que uno de los miembros de la pareja intente dialogar con el celoso o la celosa, poco podrá hacer frente a esos sesgos, esa paranoia y ese miedo irracional con que el celotípico ha construido sus argumentos. Las terapias de celos para parejas suelen abordar esta cuestión desde el inicio de las sesiones: de dónde vienen esas creencias y cómo sacar al celoso o la celosa de la cárcel mental en la que se autofagocita.
Primero se suelen plantear unos objetivos terapéuticos para controlar eso que los psicólogos suelen llamar ‘el delirio’. El más importante: hacer consciente a la persona celosa de que su delirio es su manera de dar sentido a su experiencia, y que existen formas alternativas de gestionar su inseguridad y su baja autoestima.

Es un hecho que los celos patológicos se sostienen a menudo sobre estos dos rasgos y todas sus ramificaciones: no sentirnos dignos del amor de nuestra pareja, miedo a que nos abandone por otro u otra o búsqueda constante de señales que prediquen el fin de la relación. Los celos son la distorsión de estos pensamientos, y pasa que, cuando se convierten en algo patológico, los usamos como la herramienta de control para protegernos de una agresión imaginada.
En las terapias de celos para pareja suele haber una segunda fase, cuando la pareja ya ha creado un marco de confianza con el terapeuta, que ha evaluado la profundidad del problema y ya sabe qué grado de delirio sufre la persona celosa. El terapeuta evaluará su caso y, sobre todo, se lo explicará: cómo están conectados esos celos con posibles experiencias pasadas, qué marco mental utiliza y cuáles son los disparadores.

En este tipo de terapia suele ser fundamental hacer un diagnóstico lo más aproximado posible, establecer el origen del problema antes de pasar a la fase de disputa verbal, en la que se utilizan las técnicas de modificación de la conducta. La pareja debate sobre los celos que la están destruyendo y se ponen a prueba las afirmaciones del celoso (‘Este día sé que estuviste aquí con X’). Es una de las fases más importantes del proceso, ya que de lo que se trata aquí es de darle al celoso o la celosa un marco mental alternativo sobre el que construir sesgos y argumentos que no estén contaminados.
En esta fase se cuestiona casi todo lo que el celoso siente, piensa y afirma; las creencias que salen de sus celos patológicos; lo probable o improbable (plausibilidad) que es aquello de lo que está ya convencido o convencida. En esta parte de la terapia, la persona encargada de la terapia suele analizar y derribar las pruebas que el celoso cree que tiene de los fallos e indiscreciones de su pareja y proponer alternativas. Se trata de que el paciente pueda formular su discurso y sus creencias de otra manera.

Cuando la persona celosa empieza a cuestionarse sus argumentos, es momento de emprender los ejercicios conductuales y las prácticas de modificación del comportamiento: técnicas de desactivación, exponer al celoso a la fuente de sus miedos y otros abordajes clásicos de la terapia cognitivo conductual.
Ejercicios para identificar los celos en la pareja
Existen distintas aproximaciones terapéuticas a los celos patológicos o celotipia, dependiendo de la terapia que se siga. Hay algunos ejercicios que ciertos psicólogos recomiendan para empezar a gestionar esta lacra emocional. Estas prácticas terapéuticas se centran en la normalización del ese miedo a perder al otro y esa excesiva alerta y paranoia de control ante un falso peligro con el que el celoso ha construido el sesgo, la necesidad de vigilar a su pareja para esquivar el miedo a perderla.

Si estás en esa situación y los celos te devoran, uno de los ejercicios que puedes practicar antes de acudir a terapia es transferir a un papel todo ese diálogo interno con el que los mensajes de miedo, paranoia y desconfianza te condicionan. Escribir con ejemplos estos pensamientos ayuda a identificarlos. No sirve de nada rechazarlos, suprimirlos o sepultarlos con el clásico argumento: “Si no pienso en ello, desaparecerá”.
Con ellos bien apuntados, la segunda parte del ejercicio consiste en listar cómo actúas cuando este diálogo interno te devora. ¿Pides a tu pareja que te diga donde está? ¿La sigues por la calle? ¿Miras su móvil? ¿Fiscalizas sus relaciones sociales y quieres saber en todo momento con quién habla?
La tercera parte del ejercicio parte del análisis de los sentimientos que te entran cuando tienes este comportamiento y controlas a tu pareja. Ya habrás intuido por dónde va la cosa. ¿Tu miedo disminuye o aumenta, a pesar de tener pruebas de que es infundado? ¿Sientes paz o, por el contrario, más miedo, enfado y desprecio hacia ti por actuar de esa manera?

Ser conscientes de que los celos nos superan y de que hay una parte de nuestro pensamiento mal fundamentada, tan ficcional e improbable como la trama de una novela, es el primer paso para buscar ayuda profesional.
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