Las zonas erógenas más top para chicos y para chicas: aprende a estimularlas para flipar en la cama


Pies, cuello, nuca, corvas... hay mucho donde explorar
Aumentar el flujo de sangre hacia ciertas zonas puede incrementar el placer de tus relaciones sexuales
Tan cierto es que el sexo nunca es suficiente si se hace bien como que todavía quedan altos muros de mitos, tabúes y desconocimiento por romper a martillazos (si es con el dedo, inventiva y guante de seda, mucho mejor). Muchos hombres y mujeres aún no han explorado del todo su cuerpo y no saben cuáles son sus zonas erógenas, esos puntos de placer llenos de terminaciones nerviosas que pueden convertir un polvo normalito en la llegada de los cuatro jinetes del orgasmo. Es normal. ¡Esto no se enseña en los colegios!
Según la investigación 'Reports of Intimate Touch', de la revista Cortex, las mujeres son más sensibles que los hombres al contacto con ciertas zonas de su cuerpo, y en cuestiones de inventiva, hay un abanico más amplio de puntos estratégicos llenos de terminaciones que, con la debida estimulación, pueden llevarlas al cielo. Para este artículo, nos olvidaremos de las distinciones entre zonas erógenas femeninas y masculinas. ¿Es que vives aún en 1950?
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Buena parte de la salsa del sexo la pone el cerebro, y hablar con tu pareja para saber lo que le excita, así que no te olvides de preparar el ambiente con una buena iluminación, alguna playlist bajita y bastante tiempo para disfrutar con tu pareja. En el erotismo de mirar también está la recompensa.
Los puntos más importantes del placer

Lengua
Succionarla y jugar con ella, siempre o casi siempre bien. Advertencia: no a todo el mundo le da placer esta zona erógena de la misma manera, sobre todo si tu pareja te pregunta por qué sorbes tanto, si en otra vida fuiste una lamprea. ¿No te lo imaginabas? ¿No? ¿Hemos tenido que llegar nosotros para hacerte este descubrimiento que cambiará tu vida para siempre? ¿Estás bien?

En la espalda: masaje largo o mordisco
La habilidad del compañere de cama influye muchísimo en la excitación. Añadirá un punto de interés y placer a la sesión de sexo. Cada mujer y cada hombre tendrá un punto preferido, pero el vértice entre la parte baja y las nalgas suele ser un buen lugar para empezar. Venerad la corva (parte posterior de la rodilla) con besos o con la presión acariciadora de los dedos, tratadla bien y obtendréis vuestra recompensa. Sus terminaciones nerviosas multiplican las buenas sensaciones.

Manos
Otro punto muy descuidado que tiene una influencia erótica y simbólica interesante en las relaciones de pareja. Nunca chupar un dedo mientras miramos fijamente a nuestra pareja dio tanto que hablar o que gozar.

Parte interna de los muslos y nalgas
Besos o masaje, combinación ganadora; algo de agarre con la mano, en combinación con más besos en el cuello, ascenso a los cielos.

Pies
El masaje tradicional con las manos y unas velas aromáticas podría ser una buena idea, pero la gasolina del asunto entra cuando se añaden pequeños lametones en el arco, el empeine o entre los dedos, sobre todo si nuestra pareja ha confesado que ese es precisamente su fetiche (y ha visto demasiadas películas de geishas).

Pezones
Muchísimas personas tienen los pezones ultrasensibles, de modo que esta parte del cuerpo requiere adaptarse a los gustos de nuestra pareja. Demasiada intensidad puede hacer que nuestra pareja se retuerza como una anguila cabreada (para mal). Un poco de juego, intensificar o aflojar la presión de la boca al morder o lamer, puede ser el camino al siguiente nivel. Pregúntale a tu pareja lo que le gusta y él o ella te guiará.

Cuello
El cuello es como los culos, todo el mundo tiene uno, aunque el interés varía por preferencias personales. A cierta gente le incomoda la estimulación; otra se vuelve loca con el arco de posibilidades de quien sabe que aquí tiene una verdadera mina para irrigar de sangre y escalofríos el sexo: un beso a tiempo, como decía la canción (o un mordisco, o un pase torero de la lengua). ¿La clave? El flujo sanguíneo de esta zona aumenta con muy poquito trabajo. “Los nervios faciales crean un intrincado entramado neurológico que comunica la zona de las orejas con los nervios viscerales y pélvicos el placer”, cuenta la experta Zoraida Granados a El País.

El perineo
En los chiques, el perineo (la zona que media entre el hueso púbico y el ano) goza de buena reputación por el altísimo número de terminaciones nerviosas que, como una secta masónica, coinciden ahí para decir: ¡Alegría, muchacho, alegría! ¡Déjate llevar! Acariciar o ejercer presión según al gusto del orgasmante puede ayudar muchísimo a estimular la erección y provocar un placer muy satisfactorio.
A este combo podemos añadir la entrada del ano (masajito rico con la yema del dedo) o el punto G de los hombres, que muchos aún tienen descuidado por estúpidos tabúes: la próstata, una zona que si se alcanza y se trata con mimo (con un buen estimulador) puede intensificar tus orgasmos hasta niveles increíbles. Usad juguetes, muchachos. Liberad vuestro martillo de Thor.