Dismorfia corporal o ansiedad: los problemas de obsesionarse con los filtros de Instagram


La dismorfia de Snapchat es un tipo de Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), que consiste en una preocupación desmesurada por los ‘defectos’ físicos.
Los expertos aseguran que los filtros y los likes de Instagram, entre otras cosas, son mecanismos que ayudan a que los TDC se desencadenen.
Los likes han desparecido de Instagram, al menos de la forma en la que estábamos acostumbrados a verlos. La decisión no fue casualidad: Facebook llevaba tiempo experimentando con las reacciones de los usuarios ante una app sin ‘me gustas’, después de ser señalada como una fuente de presión social. Parece indudable que Snapchat e Instagram tienen el potencial para afectar y modificar la autoimagen de los usuarios; ya antes de los likes, tuvieron que tomar las riendas y retirar los filtros que emulaban operaciones estéticas.
Una encuesta reciente realizada por la organización británica para jóvenes Girlguiding mostró que más de un tercio de los jóvenes entre 11 y 21 años no era capaz de verse “igual” en sus redes sociales y en los espejos. El estudio explica que el 39% de los 1.473 encuestados tenía problemas a la hora de verse el rostro sin filtro, con todas las implicaciones que eso tiene en la vida de una persona. A este fenómeno se le conoce como ‘dismorfia de Snapchat’ y está relacionado con una afección conocida como Trastorno Dismórfico Corporal (TDC). En Yasss te contamos en qué consiste.
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El TDC y los filtros
El TDC es un trastorno obsesivo que consiste en una preocupación desmesurada o fuera de lo común por algún ‘defecto físico’ percibido, menor o imaginado, que va desde la sonrisa hasta el peso o las marcas de acné en la piel. Se estima que afecta al 2% de la población, y las redes sociales no hacen más que acelerar su desencadenamiento.
“El nivel de sufrimiento de las personas inmersas en este bucle de pensamientos es muy alto. Como consecuencia suele aparecer ansiedad y depresión. La ansiedad ante la imposibilidad, por un lado, de solucionar el "defecto" en cuestión y, por otro, de controlar sus pensamientos. La depresión viene de mano del agotamiento, la tristeza y la desesperanza ante la impotencia (y el dolor emocional) que la siente”, afirmaba en una entrevista con Divinity la psicóloga clínica María Dolores Gómez Gutiérrez.
En el caso de la dismorfia de Snapchat, muchas de las personas que lo sufren buscan convertirse en la imagen que el filtro de la red social les ofrece de sí mismos. Ya hace años, la directora del Centro étnico para la piel de la universidad de Medicina de Boston Neelam Vashi advertía de este problema. Es a ella a quien se le atribuye el nombre de este trastorno, del que habló por primera vez en un artículo para la revista de cirugía plástica facial JAMA.
Los filtros y las manipulaciones
“La gente trae sus fotos desde determinados ángulos o con ciertos tipos de luz”, reconoce Vashi en el artículo. “Son pacientes que intentan parecerse a una versión fantasiosa de ellos mismos". Los usuarios ven estas imágenes y su percepción de la belleza cambia, de la mano de su autoestima. Mientras, las consultas sobre el tema en las clínicas de cirugía plástica no dejan de aumentar.
Los investigadores aseguran que los clientes reclaman operaciones relacionadas con la asimetría facial, la caída de los párpados, la apariencia de las arrugas o la forma de la nariz. Además, también se ha incrementado la demanda del aumento y redondeo de labios, para acercarse a esta característica tan habitual en los filtros de Instagram y Snapchat. Ahora bien, los cirujanos advierten: no hay quirófano en el que se pueda reproducir ese resultado.
Los filtros de Instagram producen estándares inalcanzables. En una entrevista con El Periódico, el presidente de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP) explicaba que “hay retoques imposibles de conseguir en la vida real”: añadir mucho volumen a los labios puede deformar el rostro y, en ocasiones, las ‘deformidades’ están creadas por el teléfono. “Es un problema que los pacientes vayan a una consulta achacando 'deformidades' que han sido creadas por la propia cámara. Pero también es preocupante que su objetivo sea operarse para mejorar su apariencia en los selfies o parecerse más a su imagen retocada”, añadía.
En la comunidad médica, muchos profesionales se muestran abiertamente preocupados por las implicaciones de las selfies en nuestra autoestima y percepción personal. Ante la presión, Instagram anunció en 2019 que retiraría los filtros que simulan operaciones de cirugía estética. Un gesto lógico, pero según denuncian los expertos, también insuficiente.