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Las duras y relevantes confesiones de Matthew Perry en su libro de memorias: "Yo ya debería estar muerto"

El actor Matthew PerryInstagram
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Hoy no hay lugar para las bromas. Ni para la ironía. Ni para uno de los chistes negros de Chandler con los que sabía salir magistralmente de una situación comprometida. Hoy, el mundo entero llora la muerte de uno de los actores más queridos de la esfera de las sitcoms: Matthew Perry. El actor fue encontrado sin vida en el jacuzzi de su casa de Los Ángeles, a las 16:00 horas (hora local) de este sábado 28 de octubre, sin que todavía se haya aclarado la causa del triste fallecimiento.

A todo el que haya leído sus memorias, la noticia no le ha pillado por sorpresa. Y a la vez, sí. Porque por mucho que uno sepa que Perry estuvo más de una vez al borde del abismo, nadie quería pensar que, finalmente, llegaría a caer. En 'Amigos, amantes y esa cosa terrible cosa', él mismo relataba una infancia muy parecida a la que marcó el carácter de su personaje. Ambos sufrieron una desestructuración interna a raíz del divorcio de sus padres; un herida incurable que funcionaría como un embudo invisible por el que se colaría todo lo demás.

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Matthew tomó su primera copa a los 14 años

El recuerdo de ir de un lado a otro se quedó tan archivado en su mente, que el libro, en un inicio, iba a llamarse 'Menor no acompañado', la frase que llevaba escrita en el cartel que le colgaban cuando iba en avón desde Ottawa hasta a Los Ángeles para ver a su padre. Algo que, de forma muy verosímil, podría haberle pasado al pequeño Bing. Y, como él, encontró en la risa la forma de ocultar sus verdaderas emociones y de destacar por encima de su propia inseguridad.

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El bueno de Matt creyó que la fama - que siempre buscó - le ayudaría a llenar el vacío existencial que le acompañaba. Tomó su primera copa a los 14 años de edad, y fue en el alcohol, sin embargo, donde encontró una suerte de alivio, que también fue su condena. Su gran lista de adicciones terminó en una loca dependencia a los opiáceos, que casi le cuesta la vida. En el libro, habla del día en que le estalló el colon. Cuenta, que estuvo dos semanas en coma y que, en realidad, él "ya debía estar muerto". Que mandaba a su mujer embarazada a su camello. Que llevó una bolsa de colostomía durante nueve meses porque tenía el estómago destrozado. Y mucho más que el estómago.

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Su decadencia física se hizo evidente en la pequeña pantalla. Cuando la relación de Mónica y Chandler ocupaba la mayor parte del guión de Friends, el actor engordó de forma notable por culpa de las metanfetaminas. También se analizó su extraña manera de hablar en el reencuentro de la serie, emitido en plena pandemia del covid. Ahora, la noticia de su muerte a dejado en shock a todos sus fans y seguidores, que siempre le recordarán como más se gustaba: como el niño feliz que se moría de risa viendo con su madre Annie Hall.