Carlos Alegre, el repartidor que conmovió a España estudiando bajo una farola y sueña con ser mecánico de Moto GP

La historia de Carlos Alegre, un chico que aprovechaba sus descansos como repartidor para estudiar bajo la luz de una farola, causó un gran impacto en redes sociales
Una persona anónima ha querido pagarle los estudios para que no tenga que seguir trabajando y se dedique a su pasión
Marc Márquez, campeón del mundo de motociclismo, también ha tenido un detalle con el joven
A finales de los 2010 el concepto 'nini' caló de lleno en la sociedad para describir a aquellos jóvenes que, debido a la crisis económica de 2008, habían perdido las ganas de estudiar o de trabajar y se dedicaban a "no hacer nada" (NI estudian NI trabajan) en casa de sus padres. Pocos años después esto cambió radicalmente, y comenzó a reivindicarse la figura de los sí-sí, los muchos jóvenes que, para poder acceder a estudios superiores, tenían que trabajar para poder pagarse la matrícula. Este es el caso de Carlos Alegre, un chico que se volvió viral en internet por estudiar bajo la luz de una farola en sus descansos como repartidor.
Le conocimos cuando se viralizó en internet, el pasado mes de febrero, una foto de un joven estudiando, por la noche, bajo la luz de una farola. Sentado en unas escaleras junto a su moto, la que le ayuda a trabajar como repartidor de comida a domicilio, este chico aprovechaba los ratos muertos para estudiar. La foto fue compartida miles de veces tanto en redes sociales como en portales que luchan por los derechos de los riders o la precariedad de los jóvenes. Poco después conocimos su historia.
MÁS
Se llama Carlos Alegre, tiene 24 años, es madrileño y estudia mecánica de motocicletas en Málaga. Su pasión son las motos y sueña con trabajar como mecánico de carreras de 'MotoGP'. Para poder pagarse los estudios, trabaja como repartidor. Vive con su padre y con su abuela, ya que su madre tuvo que volverse a Madrid porque en la ciudad andaluza no encontraba trabajo.
La foto viral se la hizo un vecino al que le sorprendió la estampa. Y es que en los últimos meses, los derechos de los rider como él estaban en el punto de mira. Por suerte, el 10 de marzo se llegó a un acuerdo entre el Gobierno, las organizaciones empresariales y los principales sindicatos de trabajadores para impulsar una 'Ley rider' que regule la situación laboral de gente como Carlos que trabajan, principalmente, para empresas como Glovo, Deliveroo, UberEats o Amazon.
A raíz del impacto de la fotografía, Carlos fue entrevistado por varios medios y reconoció que este tipo de trabajo a él le iba bien porque le permitía compaginar los horarios de sus clases y sus prácticas con las horas laborales. Porque necesitaba trabajar para pagarse el curso y ayudar en casa.
La gente se volcó con Carlos Alegre
En los últimos días hemos conocido la noticia de dos personas que han querido tener un detalle con Carlos para reconocer su esfuerzo. El primero ocurrió el 5 de marzo, cuando el ocho veces campeón del mundo de motociclismo, Marc Márquez, publicó un vídeo en el que invitaba al joven a alguno de los grandes premios del mundial de MotoGP cuando las cosas volvieran a funcionar como antes de la pandemia, ya que ahora mismo la mayoría de competiciones deportivas se celebran sin público.
Sueña con ser mecánico del Mundial 👨💭
— Box_Repsol (@box_repsol) 5 de marzo de 2021
Sueña con ser parte de un equipo de #MotoGP 👨💭
¡Y trabaja muy duro para ello! 😥
El #EquipoRepsol, de la mano de #MM93, le anima a que siga esforzándose para cumplirlo. ¡Nos gusta la gente trabajadora! 💪
¡Seguro que se hace realidad! pic.twitter.com/IEAla3BgNb
"El esfuerzo que haces por lo que uno quiere, es algo fundamental en esta vida", le decía Marc en el vídeo, publicado por el Equipo Repsol de Moto GP.
Además, ayer se conocía la noticia de que un benefactor anónimo se ha ofrecido a pagarle los estudios a Carlos Alegre. 3.600 euros que cuesta la matrícula del último curso en la Escuela Mecánica de Motos Andaluza (EMA), donde estaba estudiando. "Vino de Alicante a Málaga, solo para comer conmigo durante dos horas que era el único hueco que me quedaba libre”, contó el joven a NIUS. “Le dije que no era necesario, pero insistía en que se sentía muy identificado conmigo por el esfuerzo y el sacrificio y quería echarme una mano”.