La madrugada del 3 de julio de 2021, un grupo de personas atacó a Samuel Luiz, que se encontraba a las puertas de un local de fiesta en A Coruña haciendo una videollamada. Le dieron una paliza hasta matarlo, delante de la amiga que lo acompañaba. Lo patearon, incluso después de que dejara de moverse, durante quince minutos. Los atacantes huyeron del lugar y su amiga solo fue ayudada por dos personas que se acercaron a socorrer al joven. Esos hombres eran Ibrahima y Magatte, que intentaron parar la pelea, sin éxito. El hecho conmocionó a la sociedad española, y las redes sociales se llenaron de mensajes que exigían #JusticiaParaSamuel
Samuel Luiz, de 24 años de edad, fue asesinado en una zona llena de gente, por una paliza mortal y omisión de socorro. Aparentemente, el inicio de la agresión pudo ser ocasionado por un malentendido: Samuel estaba haciendo una videollamada pero una persona creyó que lo estaba grabando a él y le dijo: "O paras de grabar o te mato, maricón". El uso de la palabra "maricón" de forma despectiva fue la primera señal para calificar este crimen como homófobo. "A Samuel no le han matado porque se acostara con hombres o se enamorara de hombres", escribió Enrique F. Aparicio a raíz del asesinato, "a Samuel le han matado porque su homosexualidad hizo que los agresores se colocaran por encima de él, que le vieran como alguien inferior a quien podían violentar. Y eso, disfrazado en el momento de iniciar la pelea por un móvil, una mirada o cualquier otra excusa, es homofobia".
Además de la amiga que le acompañaba aquella noche de fiesta, solo dos desconocidos se acercaron a la pelea para intentar ayudar a Samuel, aunque no pudieron hacer nada por él. Esas dos personas eran Ibrahima y Magatte, dos jóvenes senegaleses que se dedicaban a la venta ambulante.
Conmovido por este gesto tan humano y valiente, el empresario gallego Javier Paz, dueño de una fábrica de maderas que vive a dos calles de donde ocurrió el asesinato, quiso hacer algo por ellos. Tras enterarse de que el Gobierno español iba a regularizar su situación en España, trató de contactar con ellos para ofrecerles un empleo en su empresa.
“No sabía cómo localizarlos y llamé a una radio para que les llegase mi propuesta”, declaró el empresario a NIUS. Los conoció hace unas semanas, y quiso contratarlos de inmediato. Los dos jóvenes senegaleses ya han comenzado a trabajar en este empresa. Al parecer, no tienen experiencia con la madera pero tienen "muchas ganas de aprender", según ha dicho Paz.
El domingo 5 de septiembre, a plena luz del día y en el centro de Madrid, ocho encapuchados agredieron a un joven. El chico, de 20 años de edad, fue abordado en el portal de su casa por individuos que vestían sudaderas negras y pasamontañas. Primero le insultaron y después sacaron una navaja y le escribieron la palabra "maricón" en un glúteo con ella.
Dos días después, el portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith, condenaba este acto violento en La Hora de La 1, de RTVE, al mismo tiempo que lanzaba un mensaje xenófobo: “Condenamos todo tipo de violencia. Lo que pedimos es que la información se diga claramente: la violencia tiene una causa directa, aunque alguno se ruborice y te llamen racista o xenófobo, con la entrada masiva de inmigración ilegal".
Sus declaraciones contrastan con los hechos del asesinato de Samuel. Todos los detenidos por este caso son de nacionalidad española, y las dos únicas personas que socorrieron a la víctima, de nacionalidad senegalesa.